Leo en la prensa escrita, que el
venerable Mas se ha traído de Moscú como única contrapartida de su más que
programado viaje, un contrato, -por otra parte ya firmado con anterioridad-,
para establecer una filial del Hermitage, nada menos, en Barcelona.
El tiempo todo lo borra y en
consecuencia con este principio, puse en mi particular baúl del olvido aquella
descabellada idea, -o no tanto-, de tratar de conseguir para nuestra Málaga una
filial del Museo del Prado. En su momento, como se conoce, desafortunadamente
alguien quemó la idea en aras de una meta que
desgraciadamente no consiguió.
Al leer la noticia, no puedo
expresar otro sentimiento, por un lado, que el de la envidia y por otro que el
de la frustración del ciudadano que ve como la falta de poder y gestión dejan
escapar proyectos que favorecerían el engrandecimiento de Málaga tanto en el
plano cultural y como en el turístico, que por otra parte, es el motor de una
economía provincial que carece de opciones suficientemente fuertes como para
ser sus alternativas a corto plazo.
Nada desearía más que el conocer
que el equipo gestor está definitivamente peleando contra viento y marea
por conseguir, como era el caso, que Málaga vaya a contar con algo grande que
esté acorde con su imagen e historia.
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